¿Pernocte en la Buitrera? Sí, suena increíble, pero así fue. Hace tiempo veníamos pensando que el único modo de ver a los cóndores saliendo de sus dormideros, era pasar la noche en el refugio, levantarnos muy temprano y estar ahí, frente a la piedra-dormitorio en el momento preciso.
La oportunidad apareció de la mano de un visitante que también estaba interesado en hacer una salida con nosotros y a pesar de haber estado el domingo anterior, pensamos que el mejor lugar era visitar era la Buitrera. Con muy poco tiempo, menos de dos días, programamos horarios, equipo, autos y... ¡allá vamos!
El primer grupo salió más temprano y en el camino pudimos observar una pareja de buteos, algunos tordos y escuchar rayaditos
Aguilucho Común - macho adulto |
Aguilucho Común - hembra adulta |
Llegamos al refugio y en el menor tiempo posible ya estábamos rumbo a la buitrera a observar cómo cada cóndor ya estaba ubicado en un hueco acomodadito para encarar su descanso, algún último vuelo y a descansar!
Cóndor Andino - Macho adulto |
En el camino, la velocidad en que iba cambiando el paisaje según como iban jugando las luces del día, nos estremecieron.
Salida de la Luna llena |
Atardecer en la Buitrera |
Buitrera iluminada por la Luna llena |
La luna llena se dejó ver poquito tiempo y después de un rato de disfrute y muchas fotos tomadas regresamos con el reflejo de la luna a través de un cielo con niebla, nubes y que al llegar al refugio empezó a despejarse para mostrarnos cada vez mas estrellas y la luna llena en su esplendor!! El clima nos premió con una temperatura agradable, sin frío ni viento. Enseguida llegó el resto del grupo y fue una gran alegría ese encuentro.
Un poco más tarde fuimos llegando los restantes, ya de noche. Gracias a eso, se nos cruzó varias veces a lo largo de la subida la Lechuza del Campanario. Nos sorprendió ver su silueta blanca cruzando delante del auto.
La cena fue el momento de charlas y organización para el día siguiente. Aprovechando la luna llena, hicimos una corta caminata en busca de la Lechuza, pero esta vez no apareció. La noche limpia, sin nubes, la luna y las estrellas iluminaban el camino.
Grupo contemplando la puesta de luna al amanecer |
Al llegar a la piedra, el sol empezaba a iluminar directamente el dormidero y pudimos ser testigos de los "ritos" que siguen los cóndores antes de decidirse a volar, un espectáculo magnífico. Primero se pararon de espaldas al sol en las bocas de sus huecos un largo rato, de a poco desplegaron sus alas como para que llegue el calor a cada una, aprovechando ese tiempo para acicalarse.
Cóndores desperezándose al sol |
A medida que el sol fue elevándose y dando más calor, ya cerca de mediodía, los vuelos se hicieron más prolongados y pasaban de las rocas del dormidero a asentarse en el bloque de piedras cercanas a nuestro observatorio. Ese fue el momento de mayor entusiasmo, cada vez eran más y revoloteaban por arriba y debajo de los que se habían quedado ahí, con sus cámaras preparadas para captar lo más posible. ¡La fiesta de cóndores en el aire sobrepasó todas las expectativas que pudiéramos tener!
Condor Andino - hembra adulta |
3 por 1 con macho adulto en el centro |
Condor Andino - hembra adulta |
En el momento que los cóndores empezaban a moverse y salir, un grupo decidimos bajar al pie de la piedra dormidero para ver más de cerca ese momento.
El premio de nuestro recorrido fue encontrarnos con un lugar poblado de aves pequeñas que nos acompañaban con sus cantos y vuelos, mostrándonos también su modo de alimentarse.
Caminera Colorada |
Vimos Caminera Colorada, Gaucho Serrano, Comesebo Andino (macho y hembra), Yal Plomizo (macho y hembra), bandadas de Cabecita Negra, Gaucho Grande que nos dio la oportunidad de comprobar las diferencias con el serrano, pareja de Águila Mora (macho y hembra) y algunos Chimangos volando entre los cóndores.
Gaucho Serrano |
Gaucho Serrano y Yal Plomizo |
Ortiga Brava |
Ñanco Lahuen |
Perezia Recurvata |
Misodendro |
Bosque de Lenga |
Regresamos a reunirnos con el grupo de la piedra justo a tiempo para disfrutar las últimas volteretas de los cóndores a nuestro alrededor, antes de partir a los valles a buscar su alimento.
Emprendimos el regreso con el alma plena, los ojos brillantes y la sonrisa amplia. Habíamos participado de una fiesta de la Naturaleza. Nuestro propósito al salir había sido cumplido y superado.
La Buitrera, lugar mágico, nos adoptó como sus incondicionales admiradores, es difícil encontrar las palabras para agradecer lo que vivimos, ¡un regalazo!
HERMOSAS FOTOS..
ResponderEliminar