Somos un grupo de amigos movilizados
simplemente por la curiosidad y la pasión de acercarnos y adentrarnos cada vez
más al mundo de la vida silvestre, especialmente en el de las aves.
Recorremos
algunos rincones de Patagonia, por cierto tan diversos en su naturaleza, respondiendo
a un llamado interior que nos conduce a visitar aquellos refugios utilizados
por las aves y que nos permiten develar sus impredecibles comportamientos en
cada estación del año.
Todos los ambientes que transitamos, ya sean boscosos,
esteparios, acuáticos o rocosos, nos sensibilizan, nos estremecen, nos enseñan
y se convierten en el “gran libro” del que no podemos parar de leer, estudiar y
hasta interpretar.
Cada “página” nos muestra el uso que hacen las aves del resto
de la diversidad de vida, como cuando construyen sus nidos con musgos y
líquenes o con ramas de arbustos sumamente espinosas; alimentando a sus
pichones con frutos carnosos o invertebrados; libando de flores tubulares;
zambulléndose en el agua para atrapar a los peces; mostrando su liderazgo ante
un animal muerto o atrapando a un roedor entre sus garras. En fin, un sinnúmero
de ejemplos que nos ocasionan una especie de síndrome de abstinencia por querer
seguir observando aves.
Las paradas de descanso que hacemos, y las
infaltables mateadas, tan necesarias luego de largas caminatas, se convierten
en el espacio soñado por todos. Desde allí miramos hacia todos los puntos
cardinales y al mismo cielo, y agradecemos por estar vivos, ser testigos de los
sucesos que acontecen con cada cambio de estación y por pertenecer a un grupo
que convive en una misma sintonía a través de un contacto de intimidad con la
naturaleza.
Cuando regresamos a nuestras casas
continuamos el viaje, conectados a través de las computadoras, enviándonos
fotos, “chismecitos” de las aves observadas y comentarios de la salida. Todos
coincidimos que es imposible borrar de nuestras retinas los paisajes que vimos
y de la convivencia que logramos. Y al unísono nos decimos: “tenemos que
volver!!!” porque inmediatamente comenzamos a extrañar los aromas, sabores y
sonidos que nuestros sentidos acapararon.
En nuestras salidas aparte de contar con
una gran sala de lectura en la que “leemos el gran libro de la naturaleza”
también incluimos un consultorio terapéutico al que denominamos “aveterapia”.
Observar aves en sus ambientes nos aleja de aquellos problemitas con los que a diario nos encontramos las personas y nos conecta con nuestra verdadera esencia.
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