domingo, 16 de diciembre de 2012

Pilcaniyeu, visita de un día


Domingo, 16 de diciembre de 2012


Nuestro propósito fue ir a descubrir la floración estacional de la estepa, ver las poblaciones más australes del Ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis) y la geología que reina en esa zona.

Hacía un tiempo que veníamos hablando de hacer este paseo. Salimos temprano en un día nublado con lluvia débil en Bariloche. A las 9:30 estábamos en Pilcaniyeu, con sol, nubes dispersas y mucho viento frío. Allí, amablemente, nos recibió Mario Puente, director de la Escuela Albergue además de ser un apasionado e incansable observador de la flora de la estepa.
Guiados por Mario, iniciamos la caminata a campo abierto. Fue imposible avanzar a paso rápido porque las flores se nos imponían.  

Luego nos dirigimos hacia “el Abrigo”, una formación de rocas volcánicas con un gran alero provocado por la gran erosión del viento de Patagonia. A su resguardo, Mario nos presentó pinturas rupestres de formas geométricas y, por primera vez, pudimos ver petroglifos, tallados en la roca con distintas formas: sol, pies de adultos y niños, huellas de felinos y choiques. 





















 A lo largo de la caminata no nos dejaban de sorprender la gran variedad de plantas de este ambiente tan hostil, con variados colores, formas y tamaños. Desde hierbas diminutas hasta arbustos cargados de flores. Macizos de Rodofiala, Yunelia, Taco de Reina y la perfumada Junellia scoparia



Por todos lados encontrábamos vida, al levantar la vista las aves denunciaban el paso de la primavera: las cachirlas, chimangos, sobrepuestos, parejas de pato overo y una solitaria dormilona chica. Ya acercándonos al Abrigo, nos sobrevoló una pareja de Águila mora, también vimos yales negros y pasó un Gavilán Ceniciento.


Yal Negro - macho adulto

Una segunda cueva nos sirvió de refugio para tomar mate y descansar. Era mucho más profunda, sin pinturas pero con rastro de uso humano actual, con restos de fogones y rastros dejados por el uso actual del ganado.
Dormilona Chica

El día no era muy propicio para observar aves. El gran viento las obligaba a mantenerse resguardadas. Sin embargo, tres volantones de halconcito colorado nos mostraron las técnicas de aprendizaje que tienen estas rapaces para aprender a volar. ¡Pudimos apreciar los golpes que se dieron contra el roquerío!
Halconcito Colorado - volantón

A lo lejos divisamos un grupo de ciervos y hasta un peludo se nos cruzó.
Peludo

Prontos a cumplir uno de nuestros propósitos, comenzamos a ascender por un roquerío de rocas graníticas para tomar contacto con uno de los cuatro bosquetes de cipreses antiguos que han desafiado valientemente las rigurosidades del clima y del suelo. 


Nuestra capacidad de asombro llegó a lo máximo cuando divisamos las interminables raíces atravesando las grietas de las rocas para conseguir un poco de agua y minerales ¡majestuosos!

Seguimos el cauce de un arroyo y allí la incidencia de la humedad permitió el desarrollo de arbustos como el chacay, parrilla, y también topa topa, helechos, mutisias y hasta los aterciopelados musgos. ¡Verdaderos jardines naturales!



Con el componente de zorzales, ratonas y palomas
Cansados, festejamos cumpleaños atrasados en la casa de Mario, antes de emprender el regreso.
Un día que colmó nuestras expectativas, superador de todos los propósitos que nos habíamos planteado. Un agradecimiento infinito a Mario Puente que nos abrió la puerta de una estepa tan poco conocida y valorada.


Estepa patagónica con Arcoiris






lunes, 8 de octubre de 2012

Parque Nacional Laguna Blanca

7 y 8 de octubre de 2012
Laguna Blanca













Organizamos esta particular salida de dos días de duración, en base al conocimiento de que las lagunas de esta zona albergan una de las poblaciones más grandes de Cisne de Cuello negro, quienes las eligen para anidar. A este primer objetivo sumamos el interés en observar las aves migratorias y aquellas que también están anidando en el lugar, además de la fauna en general que habita un entorno natural muy particular en cuanto a su geografía.
Partimos temprano de Bariloche por la ruta que va a Zapala. A lo largo de la ruta vimos un numeroso grupo de ciervos formado por hembras y sus crías. Nos sobrevolaron una pareja de Águila Mora, un Aguilucho Común y algunos Jotes de Cabeza negra. no eran cab colorada???
Ciervo Colorado, hembras y crías
Cerca del mediodía llegamos al Parque, nos impactó la vasta laguna en medio de una cadena de cerros de variadas alturas. El paisaje está conformado por un grupo de lagunas de estepa formadas en cubetas basálticas, rodeadas de cerros de origen volcánico, algunos caracterizados por el color rojizo oscuro de sus laderas. La de mayor superficie es Laguna Blanca, a la que rodean Laguna Verde, Antiñir, Jabón, Antonio, del Hoyo, del Hueso, del Molle, del Overo, entre otras pequeñas lagunas, que no siempre mantienen su caudal de agua. Ni bien llegamos, fuimos al centro de visitantes en busca de los Guardaparques que nos habían informado y asesorado sobre el lugar antes de emprender el viaje. Ellos nos indicaron lugares a visitar en nuestros dos días de estadía y dónde acampar. 
Campamento











El acampe merece un párrafo aparte, sabíamos que no tenía ningún servicio pero nos sorprendió la aridez del lugar elegido. De todos modos nos acomodamos bien, al reparo de una alta pirca que protege del viento dominante que viene de la laguna.
Enseguida nos fuimos a recorrer la laguna. En cuanto salimos del Centro de Informes, nos encontramos con bandadas de Remolinera Común y Yal Negro
Remolinera Común
Yal Negro
Los Cisnes de cuello negro se habían ido a otras lagunas en su gran mayoría, pero pudimos ver de cerca una pareja que recorría la orilla. Los que sí se hicieron presentes fueron los flamencos.

Cisne de Cuello Negro
Una gran bandada se estaba alimentando en una bahía cercana. También vimos Huala, Gaviota Capucho Café, Playerito Unicolor, Pato Crestón y Gaviota Cocinera. Se nos cruzaron, Comesebo Andino, Chingolo, Calandrias perchando en los arbustos y, a lo largo de la costa, Sobrepuesto, Dormilona Fraile y Pico de Plata haciendo demostración de su  vuelo elástico. También disfrutamos del Playerito Unicolor alimentándose entre las piedras.
La gran sorpresa fue encontrar, entre los arbustos del roquerío al lado del acampe, un nido de Cacholote Pardo. Lo veíamos revolotear alrededor de las matas y por fin descubrimos la entrada y salida del nido, hecho de ramas espinosas de Molle y sus accesos rodeados de Nassauvia glomerulosa, también cubierta de espinas.
Nido de Cacholote, entrada
Cacholote Pardo


Bandada de Flamencos








Nido de Cacholote, salida













Amanecer del segundo día
Por la noche  la reunión fue en la carpa comedor de nuestro “hotel 1000 estrellas”, ahí compartimos cena, charla y organización para el día siguiente. Después de comer, bajamos a la playa donde recibimos una mini-clase magistral de aproximación al conocimiento de las constelaciones, aprovechando que la noche estaba totalmente despejada y sin luna, en ese momento menguante.
Después de una noche muy fría, con temperaturas bajo 0º, amaneció un día soleado con cielo totalmente despejado. El desayuno al sol fue el momento para otra interesantísima charla, esta vez sobre antropología. La variedad de intereses y ocupaciones de los integrantes del grupo y su generosidad para compartirlos con todos, nos enriquecen como personas y generan fuertes y valiosos lazos de amistad.
Coirón
Según lo que habíamos planeado, salimos hacia la Laguna Antiñir por un camino vecinal que usan los pobladores para llegar a sus viviendas. Siguiendo un desvío, finalmente llegamos a la laguna. Estaba cubierta en gran parte por follaje subacuático, entre ellos gambarusa, planta acuática donde las ranas y renacuajos se refugian y alimentan. También es usada por los Cisnes y Flamencos, entre otras aves acuáticas, como alimento y para hacer sus nidos. Ahí disfrutamos una nueva demostración de la habilidad de los flamencos para moverse sobre el agua. Cerca de ahí, encontramos un Gaucho Chico (confirmar), entre los arbustos distinguimos Coludito Cola Negra, Chorlo Cabezón, al tiempo que varias rapaces nos sobrevolaban.
Plantago / Maihuenia / Nassauvia glomerulosa


A lo largo de la caminata pudimos ver gran variedad de plantas de estepa, el siempre presente Coirón, matas de Neneo, Cortaderas cerca de las lagunas, Nassauvia lagascae, Garbancillo (Astragalus palenae), Tristagmas en flor, Maihuenia en flor, entre otras.  
Molle con agallas
Pudimos observar un Molle con gran cantidad de agallas ya vacías. 
En el camino vimos un Choique macho con sus Charitos, de apenas horas de nacidos. De pronto se nos apareció un numeroso grupo de Agachona Chica, muy difícil de distinguir debido al gran mimetismo con el entorno estepario. También pudimos ver Martineta Común, Aguilucho Común y Halcón Plomizo (no estoy segura si esto no fue a la vuelta… )
Neneo "bonsai" resistiendo al clima y el pastoreo
Esa misma tarde emprendimos el regreso, con la firme intención de volver a Laguna Blanca, sintiendo que ¡nos queda tanto por ver y conocer!! A la imponencia del paisaje se suman las innumerables emociones vividas, compartiendo cada momento y cada nuevo rincón que se abría ante nosotros.
Volcán Lanín entre nubes
En la ruta de vuelta nos maravilló el fuerte perfil del Volcán Lanín, con nubes que abrazaban su cumbre y le daban un color plateado al cielo de la tarde. En el sector que acompaña el recorrido del río Collon Cura, hicimos una parada cerca de un área de mallín. Y el gran premio fue observar a las aves habitantes de esos ambientes acuáticos, Pato Overo, Varillero Ala Amarilla, Gallareta Escudete Rojo, Tachurí 7 Colores, Junquero… ¡Qué lujo! Un maravilloso broche final para nuestro paseo de dos días. También ahí, supimos que teníamos que volver para seguir descubriendo lo que ese lugar en particular tiene para mostrarnos.

Como siempre, la conclusión de estas salidas es descubrir el gran valor que tiene dedicar tiempo de nuestra vida a ser capaces de detenernos y simplemente observar las maravillas de la Naturaleza. Cada espacio en particular nos espera con sus secretos que hablan de un sistema equilibrado donde el suelo, las plantas, la fauna y las aves conforman una parte importante del ciclo de la vida.

lunes, 20 de agosto de 2012

Parque Nacional Lihue Calel


Visita al Parque Nacional Lihuel Calel

18 al 20 de agosto de 2012

Hacía tiempo que teníamos ganas de ir porque algunos integrantes del grupo habíamos estado visitándolo con anterioridad, y le contagiamos al resto la idea de ir a recorrerlo sin mucho apuro. 
El parque está ubicado en la provincia de La Pampa, sobre la ruta nacional 152, a una distancia de 120 km de la ciudad de General Acha y un poco más de 200 km de Santa Rosa.


Para hacer el viaje todos los Pajarólogos nos preparamos mucho.
Primero nos reunimos en una de nuestras casas e investigamos sobre la ecorregión en la que está inserto, luego sobre la geología, flora y fauna que lo caracteriza. Posteriormente averiguamos sobre un lugar para dormir e hicimos la lista de todas las cosas necesarias para permanecer dos días en el parque. 
Salimos desde Bariloche muy tempranito el sábado 18  y recién nos detuvimos a almorzar a varios km de la ciudad de General Roca, en pleno ecosistema de monte. Enseguida las mujeres comenzamos a reconocer las especies que allí habitan y a expresar con tonos altos ¡miren las jarillas! y a preguntarnos: ¿y esta qué es? una zampa alguna respondió.

Jarilla macho

Zampa
A pocos km antes de llegar no pudimos dejar de echar mano a los binoculares y a las cámaras fotográficas para ver estas 4 especies de aves.
El ambiente es semiárido, llueven al año unos 450 mm de agua, con temperaturas muy marcadas durante las estaciones.  La vegetación que caracteriza al parque es una estepa arbustiva: montes compuestos por caldenes, chañares, Alpataco, Sombra de toro, Piquillín, Chilladora, 3 variedades de Jarilla, Zampa, Molle, entre otras.

A escasísimos metros del Parador de la ex-estación YPF, en donde íbamos a pernoctar ("sencillito"... ), nuevamente nos detuvimos a observar otras aves que no solemos ver por nuestros pagos, sobre todo el Gaucho Chico










Con mucha ansiedad nos dirigimos al parque para registrarnos y armar el programa de caminatas. ¡Que linda sopresa nos llevamos! Acá las presentamos:



Guanaco escapando a nuestro paso
También otra especie de Calandria y martinetas comunes que pasaban corriendo delante de los autos intentado esconderse entre los espinosos arbustos.

¡El guardaparque Miguel nos recibió de maravillas!, fue realmente un alegría enorme conocerlo. Quedamos asombrados de sus conocimientos sobre el ecosistema del parque. No parábamos de hacerle preguntas.


Fue tan lindo verificar in-situ lo que habíamos estudiado antes de salir! Las Sierras de Lihuel Calel, con sus 590 msnm, conformadas por rocas que son el remanente de la gran actividad volcánica que tuvo lugar hace más de 240 millones de años. 

Dichas sierras están constituídas por un tipo de roca denominada ignimbrita (ignis: fuego; nimbus: nube) que se forma por la caída y posterior depósito de densas columnas de cenizas que alcanzaron varios km de altura. Esa ceniza estuvo acompañada de rocas finamente trituradas, bloques, vidrio y gran contenidos en  gases a elevada temperatura. Dichos materiales, en forma de flujo, descendieron por las laderas de los volcanes y cubrieron el paisaje que por ese entonces era una gran depresión. Posteriormente esos materiales eyectados y derrapados se enfriaron y soldificaron. Este suceso se sospecha que permaneció activo durante 30 millones de años.


En un principio los geólogos describieron a las rocas de las sierras como verdaderos granitos, debido a su aspecto macizo, abundantes bloques de varios metros de diámetro, por las tonalidades rosadas que presentan y además por exfoliación que muestran, es decir por el desprendimiento más o menos delgadas en capas,  como si se trataran de las catáfilas que envuelven a un bulbo de cebolla. Luego el Dr Mario Llambía concluyó que se trataban de ignimbritas riolíticas

















Las Sierras de Lihue Calel son llamadas también Sierras de la Vida,  porque son capaces de retener el agua caída de las lluvias, a la vez que moderan las temperaturas durante el verano. Esta hecho determina un microclima con más humedad generando  un hábitat propicio para muchas plantas como por ejemplo los helechos y oras tantas más. Sin embargo a pesar de esa humedad reinante, se pueden encontrar creciendo entre las rocas algunas crasas, encontramos por lo menos cuatro variedades de cactus. 

Caldén en el Sendero de Interpretación









Recorrimos un sendero de interpretación muy bien señalizado en donde íbamos leyendo el nombre de las especies de plantas que se desarrollan en el lugar.

A pesar que ya era tarde, las aves mostraban sus plumajes y las cámaras fotográficas no dejaban de disparar.
Zorzal Chiguanco

El sonido de la voz del Gallito Copetón nos mantenía alerta los sentidos, que emoción tan grande sentíamos. Fue bastante difícil distinguirlo entre las ramas de los arbustos, pero por suerte llegamos a verlo un momento, que alcanzó para poder fotografiarlo
Gallito Copetón


A la vuelta, en el área de acampe, nos encontramos con un zorro. Muy acostumbrado el pequeño carnívoro a que la gente viajera le ofrezca comida.
Zorro

Luego de la cena salimos a realizar una caminata en búsqueda de las aves nocturnas. Pudimos ver entre la oscuridad de la noche, la blancura del plumaje de lechuzas de campanario.Estábamos todos anonadados mirando hacia arriba y felices de tener a esas rapaces tan cerca nuestro. Seguimos caminando en búsqueda de las atajacaminos, teníamos muchas ilusiones de verlas pero no lo logramos. Como aún era invierno, seguramente no habían vuelto de sus viajes migratorios. 

El amanecer tan bello fue el gran despertador para avisarnos que debíamos continuar con el recorrido por el parque.



¡Uy que de aves nuevas conocimos! el grupo se  había dispersado yendo detrás los pájaros que no se posaban un minuto a descansar. No nos daban tiempo el necesario para observarlos e identificarlos en las guías de aves. 




Tomamos el Sendero al Valle de las Pinturas. En el camino recorrimos el Sendero Interpretativo que relata el uso que hacían de esta área sus pobladores primitivos. Al final, llegamos a la cueva donde se encuentran las pinturas rupestres.
El antropólogo del grupo, Juan Ignacio, nos dio una clase magistral en pleno campo.


Corriendo velozmente y sortenado los grandes coirones pudimos ver al ñandú, con su metro y medio de altura.Logramos diferenciarlo del choique, por algunas de sus partes negras, tanto en la cabeza como cuello.



Tuvimos oportunidad de ver dos variantes de epífitas, conocida más comúnmente como clavel del aire. 
Sendero y nidos en arbustos

La reserva de agua en las grietas de las grandes rocas produce el milagro del verde en medio de la aridez. 
Cueva con pinturas rupestres















Ignimbrita riolítica exfoliada


Roca erosionada por agua y viento



Mapa PNLC - Folleto APN
Nos quedaron muchas cosas pendientes, para ver, conocer, estudiar y entender un poco más cómo cada integrante de la Naturaleza se adapta a cada espacio, encontrando siempre los mejores aliados entre aquellos que lo logran.

Como muestra, nos sorprendió encontrar conviviendo cactus con helechos, euforbias, oxalis.
En cuanto a las aves, ver cómo utilizan los arbustos más espinosos para instalar ahí sus nidos, protegiéndolos de los predadores. 

Con respecto a la geología, nos faltó encontrar las rocas vitrificadas. 
El regreso, como nos suele pasar, fue planeando nuestro próxima visita a este extraordinario lugar que colmó nuestros objetivos y nos planteó nuevas inquietudes.