Hoy a la tarde recibo un llamado telefónico de la mamá de un alumno de la uni (Edith Gennaro) consultándome sobre "un pájaro" blanco con un pico largo y amarillo que estaba en su patio, acorralado por los perros. Le pregunté sobre su tamaño y si era similar a una gaviota. Al no parecerse, le pedí más detalles y además, si me podía enviar una foto por mail. Al instante su hija, Ma Eugenia, me la envió y pude ver que se trataba de una Garcita Bueyera. Lo primero que se me ocurrió fue que la llevara al mallin del km 11; sin embargo quise antes asegurarme si mi propuesta era correcta. Hablé por teléfono con Claudio Chehébar y Eduardo Ramilo, de la Delegación Técnica de Parques Nacionales, y les pareció oportuna la idea de dejarla en el mallin ya que se trata de un ambiente cálido y propicio para la garcita.
Fuimos con mi hija Chiara a encontrarnos con Edith y Ma Eugenia. La tomamos entre nuestras manos para soltarla, ¡¡¡que poco peso tenía!!!
Edith y Ma Eugenia despediéndose de la garcita
Chiara: ¡que tierna es!
Silvana: ¡que liviana es!
Finalmente la garcita se lanzó a caminar por el pasto húmedo en búsqueda de invertebrados para alimentarse. Sus plumas blancas y suaves nos impactaron. Pudimos comprobar cómo hace uso de sus plumitas "polveras" para distribuirlas por todo su cuerpo y de este modo, mantener blanco todo su plumaje.
Afortunadamente comenzó a picotear y a comer.
Algunos individuos mueren cuando llegan a nuestra zona. Ojalá que no suceda lo mismo con la Garcita Bueyera encontrada hoy.
Esto es lo que nos dijo Eduardo Ramilo al respecto :
"Realmente no sabemos si todos los ejemplares que llegan a la zona mueren, pero
es bastante difícil que puedan sobrevivir, salvo que retornen un poco más al
Norte.
El tema es
que la garcita bueyera es originaria de Africa, y en un caso bastante curioso
dentro de las aves, se dispersó por su cuenta (esta vez sin la ayuda del
humano), primero a Europa y luego a América del Norte y comenzó a bajar hasta
llegar a la Argentina entre las décadas del 60 y 70.
En África,
la especie realiza migraciones estacionales Norte-Sur dentro del territorio
africano, y en esta época los ejemplares migrando llegan hasta el extremo Sur de
África (más o menos a la misma altura de Buenos Aires), donde el mar los frena y
se quedan por esa zona pasando el invierno.
Los
ejemplares que están en América y Argentina mantienen ese comportamiento
migratorio, pero acá no hay nada que los frene, entonces siguen mucho más al Sur
de lo que deberían, llegan agotados, se encuentran con ambientes y condiciones
climáticas que no son apropiadas para ellos, y de ahí que suponemos que si se
quedan por la zona las posibilidades de supervivencia son muy bajas.
Literalmente: "se pasaron de la raya".
A mediados
de abril nos mandaron una foto de un ejemplar en el PN Bosques
Petrificados!"
Gracias a la familia Gennaro por estar atenta a las aves y a Eduardo y Claudio por su buena predisposición.
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