lunes, 20 de mayo de 2013

Salida al Ñirihuau: cerro la Buitrera, estancia El Desafío.

19 de Mayo de 2013

Observar al majestuoso Cóndor Andino desde el C° Las Buitreras es una actividad que la reiteramos desde hace años atrás, precisamente a mediados del otoño. Esta la época en que a los cóndores se los puede ver en grandes bandadas buscando un refugio para enfrentar las adversas condiciones climáticas.
Hoy la bajas temperaturas nos dieron un recreo y el sol  hizo sentir su presencia abriéndose paso entre las inmensas y blancas nubes.
Cauquen Comun, macho y hembra

Para llegar transitamos un camino rodeado de matorrales de ñire; ya habían perdido casi todo su follaje, sin embargo no dejaron de asombrarnos las ramitas que aún mantenían algunas hojas de colores rojos, amarillo y naranjas. Entre y sobre las mismas posaban Diucones, Dormilona Caranegra, Chimango, Zorzal, Cabecita Negra, Gaucho Grande y una pareja de Aguilucho Común. Sobre el pasto verde de los mallines caminaban y se alimentaba una bandada de Cauquén común.

Arribando al refugio de la estancia, y sobre la pared Este del cerro, pudimos divisar el planeo de varios cóndores, cosa que nos alegró mucho porque nos garantizaba de poder observarlos más de cerca. Caminamos por un camino tapizado por especies de la estepa y luego por un bosque de Lenga. Una gran bandada de Cachaña, con sus gritos estridentes y sus trajes verdes,  no dejaban de pasar de un lado a otro, buscando lugares seguros para posarse.  Fueron nuestras grandes compañeras de viaje hasta la piedra que siempre seleccionamos para sentarnos, almorzar y detenernos a observar el comportamiento de los cóndores.

A lo largo de la caminata hacia la piedra, pudimos observar cómo las plantas se adaptan al otoño y próximo invierno. Las que tienen bulbos, como la Oxalis, dejan secar sus hojas y guardan sus reservas para la primavera. Son de las primeras en florecer a fines de noviembre y principios de diciembre alegrando las laderas con sus flores en distintos tonos de rosado.


Cuando llegamos finalmente a la roca era mediodía y los cóndores habían empezado a partir en busca de su alimento. Tuvimos la suerte de que se quedaran 3 juveniles y un adulto, que nos sobrevolaron un rato y nos dieron la oportunidad de observarlos, fotografiarlos y aprender sus técnicas de vuelo.

Aguila Mora con piche
Nos preparábamos para el regreso y nos sobrevoló un águila mora. La pudimos observar perchando en una vieja lenga mientras se alimentaba. Gracias a las fotos, supimos que estaba picoteando el caparazón de un piche. La vimos desplazarse de un árbol a otro, siempre atenta al suelo, buscando su alimento.
Finalmente, la mateada fue al costado del refugio, aprovechando el reparo del fuerte viento frío reinante. Hubo variadas tortas, mates, relatos, comentarios, amable compañía y la firme intención de seguir haciendo salidas a la naturaleza, maravillosa forma de aprender cada vez más sobre ella.

 

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