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Lago Guillelmo |
Salimos con Noni
al mediodía rumbo a El Bolsón. Nuestra meta, ¡disfrutar los colores del otoño!
Con tan buena suerte que el día se presentó con un cielo totalmente despejado y
sin viento.
Al rato de salir,
en la orilla del lago Gutiérrez, nos esperaban una Gaviota cocinera descansando
en una roca, un grupo de Patos Barcinos y una pareja de Quetros voladores, que
dormitaban sobre otra roca… posaron para las fotos… ¡pero no se movieron!! En
cambio la Gaviota si nos mostró su vuelo.
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Gaviota cocinera y Pato barcino |
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Quetro volador |
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Gaviota en vuelo |
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Pato barcino |
El viaje fue una
fiesta de color, las lengas, los ñires, hileras de álamos, mosquetas y espigas
secas se combinaban como en una pintura. Al llegar al lago Guillelmo nos
sorprendió el reflejo sobre la superficie calma del agua.
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Tronador |
El Guardaparque de
Mascardi se detuvo a preguntarnos si todo estaba bien y charlamos un rato. Él
fue quién nos hizo ver el Tronador que asomaba su blanca cumbre entre las
montañas, a nuestras espaldas.
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Lujo otoñal |
Las hileras de
álamos dejan adivinar los lugares donde hay pobladores. La máxima demostración
fue cuando llegamos a El Foyel. En este lugar la ruta pasa entre dos largas
hileras y estaban totalmente amarillos. Nos bajamos a fotografiarlos y en ese
momento, ayudados por una suave brisa, empezaron a soltar hojas doradas que
bailaban un largo rato en el aire por encima y alrededor nuestro hasta
depositarse en el suelo, ya cubierto de hojas… un regalo para los ojos y el
alma.
Para la vuelta, nos esperaba la luna casi llena. Apareció detrás del cordón montañoso y nos acompañó todo el viaje.
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